LO QUE DEBES HACER

“Cuando comienzas a hacer las cosas que tienes que hacer y pierdes el miedo al qué dirán y a los cambios que traerá tu nueva vida, encontrarás que ya no podrás detenerte” – (Inquebrantables, Daniel Habif).

Hace algunos meses me encontraba en un punto de inflexión en mi vida; sabía que tenía que tomar una decisión, tenía que escoger entre A o B, simplemente porque en medio no había nada más. Pero estaba aterrada de las consecuencias de cualquiera de las dos opciones.

Entonces, por esas diosidencias (no coincidencias) que han venido apareciendo en mi vida y después de algún tiempo de estar siguiendo a Daniel Habif en redes sociales (al cual llegué también por una hermosa diosidencia), llegó a mis manos su libro Inquebrantables y solo al hojearlo, no había empezado a leerlo, me encontré esa frase con la que empecé este escrito y se quedó en mi mente rondándome y cuestionándome.

Le di vueltas durante algún tiempo, la escribí en un cuaderno de notas que tengo como un tesoro y donde tengo no solo frases de Daniel sino de muchas otras personas (ángeles) que me han guiado en este proceso. Pero seguía sin accionar, totalmente asustada.

Una noche volví a leer la frase y entendí que debía tomar no solo decisiones sino acciones; debía ejecutarlas. Sabía que serían acciones que con total seguridad, las personas que me rodeaban no iban a poder entender, aceptar o asimilar; estaba segura de eso y claramente, así fue.

No todos entendieron mis razones y mucho menos aceptaron mis decisiones, pero cuando empecé a ejecutarlas, a hacer las cosas que tenía que hacer, perdí el miedo… ¿ya qué? Ya me había lanzado, ya había empezado, ya iba sin freno pero consciente, poderosa y decidida; reemplacé el miedo por decisión y seguridad; el qué dirán dejó de ser importante para mí y como dicen por ahí me dio el “importaculismo” y en serio, lo disfruté y hoy lo disfruto más que nunca.

Y los cambios empezaron a llegar solos, sin forzarlos, sin presionarlos y tal cual como lo dijo Daniel Habif en esa frase, ya no pude detenerme, tenía que seguir adelante…para atrás ni para tomar impulso y ya está.

Más allá de lo que he cambiado físicamente, que es muy importante, está lo que he cambiado por dentro, en mi mente, en mi corazón, en mi manejo de las emociones, en mi entendimiento sobre mí misma; soy consciente que esto no es de un día para otro ni de un mes a otro, sé que tendré altas y bajas pero aquí voy en este proceso de remodelación externa e interna.

Empecé a cuestionar todo lo que me había rodeado durante años, incluso me cuestioné a mi misma, me regañé y me tiré las orejas por permitir y permitirme, estar en medio de situaciones que no debieron ser. Pero ya no me juzgo ni me regaño porque entendí que hice lo que hice con la información y el conocimiento que tenía en ese momento, no con el que tengo ahora.

Hoy parto de la base innegable de lo que soy en este justo momento; me acepto tal como soy justamente en este instante de mi vida; me amo y me valoro por encima de juzgamientos externos e incluso internos (porque callar a la loca de la casa no es tarea fácil); me doy mi tiempo y mi espacio; soy la que soy, con defectos, con locuras, con imprecisiones, con aprendizajes, con errores; hoy digo lo que siento y lo sostengo; si me equivocó me retracto o corrijo y ya está; hoy no me importa lo que otros piensen de mí; no puedo tener a todo el mundo contento y ya no es mi propósito porque a la única persona de que debo agradar y tener contenta, es a mí misma PUNTO.

Ya empecé a hacer lo que tenía que hacer; ya perdí el miedo a lo que digan de mí; asumo las consecuencias de mis decisiones y estoy lista para generar los cambios que yo quiero…esto ya no lo detiene nadie, no siquiera yo.

Mayo 23 de 2020