CAMBIÉ

Y cambié, si que cambié.

Cambié el rogar amor por darme amor a mi misma. Cambié el pedir que me amen por brindarme amor de miles de formas distintas.

Cambié la costumbre de cubrir las necesidades de los demás por cubrir primero las mías.

Cambié la necesidad de llenar las expectativas de otros por la felicidad de lograr lo que me propongo.

Cambié la dependencia y la codependencia que reinó por tanto tiempo en mi vida, por la libertad de hacer y ser, siempre a mi manera.

Dolió? Si que dolió, pero el dolor pasó, lo viví y lo dejé atrás.

Perdí? Si, perdí mucho y en muchos aspectos de mi vida, pero lo que gané lo compensa todo.

Me arrepiento? No, definitivamente no.

Y aunque no todo ha sido ni perfecto ni fácil desde entonces y aunque aún hoy hayan procesos por pasar y temas que arreglar, este cambio ha sido lo mejor que me ha pasado. Ha valido cada día, cada lágrima, cada instante.

Hoy soy consciente de que un cambio así, solo llega cuando algo se rompe de tal manera dentro de ti, que no lo puedes recomponer y simplemente lo debes cambiar.

Hoy solo puedo dar gracias por esa situación incómoda que desajustó mi vida y me obligó a cambiarlo todo porque se que de otra manera, no lo habría hecho y hoy seguiría siendo esa mujer aparentemente feliz con su vida pero triste por dentro, que ni siquiera era consciente de que lo era pero de muchas de maneras, trataba de salir al exterior.

Úrsula

29/05/2024