ESTAR SOLO O EN SOLEDAD

Me gusta estar sola para pensar, escribir, pintar y ordenar mis pensamientos.

Creo que estar solo es necesario algunas veces en la vida. Tener momentos de autoreflexión, de interiorización y autoconocimiento. Me gusta tener esos momentos, sin que eso signifique que me gusta estar en soledad permanentemente. Por el contrario, amo compartir mi vida con otros, con mis hijos, mi madre, mis bebés peludos, mis amigas(os), mis parceras(os) y mucha gente que aporte a mi vida y que me haga sonreír.

Una vez al año, antes de mi cumpleaños, me declaro ausente, en retiro; me escapo del corre-corre, de la locura de todos los días, de las mil y una cosas que hago y me dedico solo a mi. A disfrutar del ambiente en el que esté; puede ser una playa, un bosque, un pueblito escondido…no importa. Lo importante es el tiempo para mi y el disfrute de mi propio yo.

Inhalo y exhalo tranquilidad. Me cuestiono cómo ha ido mi vida en el último año, qué he logrado, qué me falta por hacer. Me programo para un nuevo año de mi vida y renuevo mi compromiso conmigo misma y mis actividades.

Es divertido, en serio que sí; bueno, si aceptas y puedes manejar estar sola(o) contigo misma(o). Ahora, no es fácil hacerlo porque te cuestionas muchas cosas y yo, por lo menos, soy de las personas que se dan muy duro, que se autojuzgan demasiado y eso es bueno, pero también se que a veces soy muy dura conmigo por lo que sigo trabajando en eso.

Este año estoy decidida a trabajar en algo que es importante para mi vida; se trata del desapego y la aceptación de que nada es permanente en la vida porque simplemente, todo llega y todo se va, incluso nosotros mismos…llegamos a este mundo y nos vamos de él, sin control de esos dos momentos; como llegamos, nos vamos.

Así es la vida. Las personas llegan a nosotros y se van igual. Los amores llegan y también se van, de una forma u otra. No somos permanentes, ni nosotros ni las situaciones. En la vida todo llega y todo se va. Somos instantes y vivimos instantes. Somos luz y la luz también se apaga en algún momento.

Lo importante es la huella que dejamos mientras estamos. El daño o el bien que hacemos mientras estamos y pasamos por la vida de otros e incluso por esta tierra.

Y es cuando analizo si mi huella ha sido limpia o no; si ha sido positiva o negativa; si durará o simplemente morirá conmigo; si mis huellas impulsarán a otros o no.

Mi autoanálisis me dice que no he pasado en vano por la vida; de hecho, pienso que ninguno lo hace pero, que la huella sea positiva o negativa para otros y para nosotros mismos, depende cada uno y por lo mismo, es nuestra decisión cuál dejar.

Retomando mi pensamiento inicial de que no es lo mismo estar solo que estar en soledad, considero que estar solo es un estado momentáneo que te puede ayudar demasiado y que estar en soledad, para mi, es un estado permanente que también es válido si así lo quieres y lo vives estando bien contigo.

Yo prefiero estar sola por momentos pero no estar en soledad permanente porque relacionarme con otros es mi esencia y me encanta porque de cada persona y situación vivida aprendo algo; porque hasta del dolor (físico o emocional) aprendo y creo que es de esos momentos de los que mas he aprendido y han valido la pena porque el aprendizaje no tiene precio.

No debemos temerle a estar solos; es un momento contigo misma(o) y es muy valioso si lo aprovechas. Estar sola(o) es un momento de autoconocimiento tan importante como compartir con otros; de ambas situaciones aprendes y cuando has aprendido algo, todo ha valido la pena y no ha sido tiempo perdido en tu vida.

Piensa en tus huellas, actúa de forma que estas sean limpias, sanas, llenas de amor y solidaridad. Haz todo lo que salga de tu corazón, sin pasar por encima de otros y si en algún momento lo haces (nos pasa, somos humanos), detente, piensa en ello, corrige y cambia esa huella.

Haz que tu huella sea digna de recordar y emular.

Deja huellas bonitas en otros y en la tierra.

Reflexiones que llegan a mi, en estos momentos de soledad conmigo misma.